“Hago peliculas, quieres una?” (I)

2012 fue el mejor año de mi carrera. Dos documentales en Tailandia e Indonesia, lugares exticos, deportes extremos, aventuras, resorts de lujo y hasta un súper yate pirata. Viajé a siete países en tres continentes diferentes, muchas personas, muchas aventuras y experiencias. Pero aún no era suficiente, quería más, vamos a ir por algo más, algo diferente, quería mantener el desafío, vamos a Noruega, a ver q se cuece por alli.

Noruega parecía una mina de oro, sabía que muchos españoles asi lo creen y sin embargo la realidad era muy distinta pero yo quería dejar de filmar y hacer algo completamente diferente. Yo quería hacer un trabajo duro, que me pagasen bien por ello y no tener que estar buscando constantemente nuevos clientes para mis películas. Quería un salario al final del mes, por que no, y hasta contrato si se puede. En Noruega se supone que era facil encontrar trabajo y que te paguen muy bien por ello. La realidad era muy diferente.

Llegué desde Suecia y después de 16 horas de viaje en coche a través de los fiordos y paisajes increíbles, llegamos a Maloy, lo que parecía ser el fin del mundo. Estaba lloviendo y hacía frío, y yo estaba con mis pantalones tailandeses y las chanclas. La bienvenida fue un gordo asqueroso a quien estábamos pidiendo que nos alquilase un bungalow, no teniamos casa y no hacia como para dormir a la intemperie. Me miró varias veces de arriba abajo, como si no creyera lo que estaba viendo. Todos los bungalows estaban libres aparentemente. “No os alquilo nada, adios” Esa fue la primera vez en mi vida que sentí realmente lo que era ser un inmigrante, lo que es ser excluido y rechazado. Ya no era un cineasta que viaja por lugares exoticos, iba a sufrir y la idea me gustaba.

La apuesta era alta, el dinero volaba a un ritmo desenfrenado, encontrar un trabajo o volverte con el rabo entre las piernas. Me pasé un mes buscando trabajo en todas partes, todos los dias, de lo que fuese. Llovia sin parar, la gente era dura y grosera, y no parecía haber señales de luz. Preguntaba en bares, construcción, barcos de pesca, las fábricas de pescado, empresas de limpieza, todo y en todas partes y la respuesta siempre fue NO. Un día, una puerta se abrió. En una empresa de construcción estaban buscando un buzo comercial. Tengo una certificación profesional de España, que yo sabia que no era valida en Noruega, pero no dijeron nada y yo callé, así que después de unos días me llamaron y me dijeron que sí. Ese fue el momento más feliz hasta entonces.

Los días pasaron y sin embargo no hay señales de buceo, oficialmente era un albañil. Martillear, llevar cargas de un lado a otro, pintar, cortar, todo lo que hace un añbañil de los de toda la vida, codo con codo con mis cuatro compañeros rumanos, ocho horas al dia bajo el viento, la lluvia y casi cero grados. Ese era el sueño de un trabajo duro y fijo donde te pagan a final de mes, y con contrato y todo. Esto era lo que queria, ¿no?

El primer día estaba muy feliz martilleando, lo tomaba como un entrenamiento. Yo estaba feliz de no pensar en nada. Acababa el dia sucio y la ducha y la comida despues de trabajar sabian a gloria. Por pirmera vez en mi vida, supe lo que significaba un viernes. El tiempo pasaba y obviamente el martilleo, la camaraderia con mis compañeros y todo lo demas, esta muy bien por un tiempo, pero después del primer mes queria mandarlo todo al carajo, la prueba había sido suficiente. La mejor escuela en los últimos años. Mucho más valioso que todo el resto del tiempo que he pasado viajando. Ahora sabia que quería hacer lo que realmente me gusta, cueste lo que cueste. Mejor me muero de hambre que de tristeza. Lo tuyo es la camara compadre, asi que echale cojones y tira palante.

Así que dejé el trabajo. Estaba de nuevo sin empleo, en uno de los paises mas caros del mundo y solo frente a la realidad. Me pasé días y días sentado en el ordenador, escribiendo mails y llamando a todo el mundo y en todas partes, de nuevo. Fui a las mismas empresas a las que antes iba pidiendo un trabajo de mierda, curriculum en mano y con cara de panoli, pero esta vez era yo el que tenía algo que ofrecer. “Hago peliculas, ¿Quieres una?” Astilleros, hoteles, restaurantes, todo el mundo puede necesitar una película, ¿por qué no? Envié un correo a una empresa de buceo comercial que no me podía emplear por mi certificación española diciéndoles que era el mismo de los diez mails anteriores y que tenía cámara submarina y bla bla y que si necesitaba una película yo era su hombre. No perdia la esperanza, pero era muy dificil mantener la energía diaria. Un día, sin esperar nada, recibí una llamada de la empresa de buceo. Necesitaban un video. ¡¡Necesitaban un video!! Me volvi absolutamente loco, gritando, llamando a todo el mundo, tengo mi primer proyecto en el fin del mundo, donde todo el mundo me decía: “¿Que quieres hacer videos? ¿Aqui? ¡Ja!

(Continuará la próxima semana)

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